Descarado populacho

Por mucho que nos empeñemos el señor Carlos Dívar no va a dimitir. Y no lo hará, además, por una pura cuestión de coherencia. Desde que España es un país democrático, se nos han inculcado principios de igualdad: igualdad ante la justicia; igualdad para el acceso a la educación;  igualdad de oportunidades; igualdad sin importar genero o clase. Bueno, esto nos lo hemos creído quienes hemos querido creérnoslo, porque esta claro que hay un amplio sector que nunca ha aceptado este principio. Este sector está implantado sólidamente en la derecha. La misma derecha que no acepta dejar el devenir de SU país, y digo suyo porque suyo ha sido durante siglos, en manos de los que siempre han estado por debajo de ellos. Y el señor Carlos Divar es uno de estos claros exponentes.
Desde su pedestal, no puede aceptar que la plebe, los vasallos,  la morralla, la chusma, le pida explicaciones sobre un comportamiento conformado por muchos años de supremacía. Él es presidente del Tribunal Supremo, o sea, no es Dios porque necesita  a alguien por encima de él para perdonarle sus pecados, pero casi. Y lo que hace, lo hace con toda la razón de ser. De la misma manera que los que le tapan (ese ministro de justicia dabuten) y los que han retomado el poder que nunca debieron dejar, porque por algo Dios, y no las urnas, se lo entregó a ellos, hacen lo que hacen: porque no son iguales al resto. Nunca lo han sido. Y si alguna vez dieron muestras de rebajarse al nivel del populacho, fue, tan solo, porque ahora el poder se defiende con la demagogia de la política y no con los fusiles de los coroneles. Por eso se exige austeridad... a los demás, que para ellos la cosa está a otro nivel.