Formas y fondo


El pasado fin de semana el ayuntamiento de Madrid ofreció a sus vecinos una nueva edición de ese fastuoso evento que se ha venido llamando "La noche en blanco".

Para ser honrado, he de decir que un servidor, aprovechando su experiencia en ediciones pasadas, declinó la invitación de sus amigos, empeñados, como miles de madrileños, en aprovechar la proposición del consistorio, y se quedó en su casa más a gusto que un arbusto. Y bien que me alegro.

Porque la opinión, más o menos general, que me he encontrado a toro pasado, es que la tan autoproclamada "noche en blanco" se quedó en un simple vagabundeo por una ciudad atestada de gente, museos asediados por colas imposibles, y eventos que, de puro simples, parecían más una tomadura de pelo que una oferta cultural real. Menos mal que eran gratis.

El señor Gallardón se ha gastado un montón de dinero (sí, de ese mismo dinero que tanto se empeña en exigir a Zapatero) en demostrar al mundo que Madrid es una ciudad que se preocupa y alienta la inquietud cultural de sus ciudadanos. Una ciudad moderna a la altura de Londres, París, o Nueva York. Un ciudad abierta al conocimiento, a la sofisticación, al pluralismo. Hasta aquí, bien.

Pero somos una ciudad que se ampara en las formas, y abandona el fondo.

No puedo evitar pensar en las interminables colas que he tenido que soportar, madrugón incluido, para conseguir plaza en algunos de los cursos que he pretendido realizar en varios centros culturales del ayuntamiento. Seguro que más de uno de nuestros lectores sabe de qué estoy hablando. Y digo yo: ¿Por qué toda la pasta que el mecenas Gallardón se ha gastado en la noche en blanco, no se ha utilizado para potenciar, ampliar y garantizar la oferta cultural en los distritos, porque, en mi humilde opinión, donde realmente hay que llevar la cultura es a los barrios, a las zonas que los turistas extranjeros no suelen visitar, y hay que hacerlo mejorando infraestructuras, contratando personal, subvencionando el precio de los cursos municipales (porque estos sí que no son gratuitos). A lo mejor es que a este alcalde con ínfula de patricio florentino, lo que le importa no es que el vecino de Madrid tenga acceso al conocimiento, sino que solo lo parezca. Formas y fondo.

Que quede claro que este comportamiento no es patrimonio de Don Alberto. Es la filosofía generalizada del Partido Popular: vender la moto, aunque la moto no ande, y si no que se lo cuenten a nuestra querida presidenta: ¿que se está privatizando la sanidad, la educación o el agua? ¡Falso! se busca mejorar la gestión del patrimonio público, anteponiendo siempre el bienestar y los intereses del ciudadano, y si para ello hay que gastarse lo que no se tiene en campañas publicitarias que dejen clara la sana, pura y honrada intención del gobierno comunitario, pues se gasta, que para eso está el dinero público. El que quiera una educación de calidad, que se la pague de su bolsillo. ¡Faltaría más!

Formas y fondo. Formas cada vez más elaboradas y un fondo cada vez más deteriorado.


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