La inevitable trampa de las palabras. -Disertación tautológica- Dedicada a Javi.
Antecedentes.
Algunas afirmaciones que he escuchado a mi alrededor últimamente son del tipo:
- Trabajamos por dinero y los empresarios emplean a la gente para ganar dinero.(Javi)
- Todos los rojos son unos asesinos, que mi padre estuvo en la guerra me lo dijo.(UCT)
- ETA asido el responsable del 11-M y el que no piense eso es un miserable. (Acebes-PP)
Planteamiento.
¿Para qué sirven las palabras? Sólo para hacer una representación, un modelo de la realidad y/o idea y la podamos transportar y/o comunicar lo que pensemos y/o necesitamos.
Simple, ¿Verdad? Pero no es tan fácil, pues como se puede condensar la realidad y la idea que queremos expresar en tan sólo unas cuantas palabras, las suficientes para comunicar todos los matices de la idea sin que decaiga el interés de nuestros comunicantes (no teniendo éxito en la comunicación) y sin ser injustos con la parte de realidad que omitimos.
Nudo.
Este planteamiento no sería nada más que anecdótico si no fuera porque constantemente tomamos decisiones, no por la realidad sino por su representación en forma de palabras.
Solución.
La fuente de esa información tiene que ser fiable, con eso arreglado. Nada más lejos. ¿Quién certifica que las fuentes son fiables? Un liberal en el sentido económico de la palabra dice que nosotros mismos debemos ser responsables de esto. Un comunista diría que para garantizar al pueblo las mismas oportunidades tendría que ser regulado por estado. Un socialista piensa que 50/50. Pero la realidad es que seguimos cayendo en la trampa.
Corolario 1.
¿Podemos considerar a una fuente que oculta información, a sabiendas o no, de mentirosos? Incluso en el caso de que, aun sin haber incurrido en mentira alguna, no se ha dado toda la información. Supongo que pensaréis que sólo si esa información era importante se incurre en falta. Pero ya estamos en las mismas ¿quién dice lo que es importante?
Corolario 2.
Y si la fuente son personas tan queridas para nosotros que no nos cabe dudar de ellas en ningún concepto. ¿De eso también somos responsables nosotros?
Corolario 3.
¿Las imposturas que se cometen por una mala representación de la realidad, las tienen que pagar los ejecutores o las fuentes?.
Comentario
¿De verdad creemos que la legislación podría regular algo tan simple y común en nuestra vida como todo esto? Yo no lo creo y tampoco me gustaría que fuera posible. La solución esta en educación (comentario irónico por si nadie se había dado cuenta).
No os fiéis de todo lo que leáis...
Algunas afirmaciones que he escuchado a mi alrededor últimamente son del tipo:
- Trabajamos por dinero y los empresarios emplean a la gente para ganar dinero.(Javi)
- Todos los rojos son unos asesinos, que mi padre estuvo en la guerra me lo dijo.(UCT)
- ETA asido el responsable del 11-M y el que no piense eso es un miserable. (Acebes-PP)
Planteamiento.
¿Para qué sirven las palabras? Sólo para hacer una representación, un modelo de la realidad y/o idea y la podamos transportar y/o comunicar lo que pensemos y/o necesitamos.
Simple, ¿Verdad? Pero no es tan fácil, pues como se puede condensar la realidad y la idea que queremos expresar en tan sólo unas cuantas palabras, las suficientes para comunicar todos los matices de la idea sin que decaiga el interés de nuestros comunicantes (no teniendo éxito en la comunicación) y sin ser injustos con la parte de realidad que omitimos.
Nudo.
Este planteamiento no sería nada más que anecdótico si no fuera porque constantemente tomamos decisiones, no por la realidad sino por su representación en forma de palabras.
Solución.
La fuente de esa información tiene que ser fiable, con eso arreglado. Nada más lejos. ¿Quién certifica que las fuentes son fiables? Un liberal en el sentido económico de la palabra dice que nosotros mismos debemos ser responsables de esto. Un comunista diría que para garantizar al pueblo las mismas oportunidades tendría que ser regulado por estado. Un socialista piensa que 50/50. Pero la realidad es que seguimos cayendo en la trampa.
Corolario 1.
¿Podemos considerar a una fuente que oculta información, a sabiendas o no, de mentirosos? Incluso en el caso de que, aun sin haber incurrido en mentira alguna, no se ha dado toda la información. Supongo que pensaréis que sólo si esa información era importante se incurre en falta. Pero ya estamos en las mismas ¿quién dice lo que es importante?
Corolario 2.
Y si la fuente son personas tan queridas para nosotros que no nos cabe dudar de ellas en ningún concepto. ¿De eso también somos responsables nosotros?
Corolario 3.
¿Las imposturas que se cometen por una mala representación de la realidad, las tienen que pagar los ejecutores o las fuentes?.
Comentario
¿De verdad creemos que la legislación podría regular algo tan simple y común en nuestra vida como todo esto? Yo no lo creo y tampoco me gustaría que fuera posible. La solución esta en educación (comentario irónico por si nadie se había dado cuenta).
No os fiéis de todo lo que leáis...
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