Los niños, los borrachos... y el presidente de Venezuela siempre dicen la verdad.
Es un bocazas, pero además es un político sin altura, demasiado acostumbrado al autobombo mañanero que le dispensa su propio canal de televisión. Y sin embargo no ha dicho ni más ni menos que lo que muchos pensamos; el problema es cómo lo ha dicho. El presidente Chávez debería saber, como representante de tantos ciudadanos, que la razón o la verdad que se pueda tener se pierde en la boca del necio, y él ha demostrado serlo una vez más, alimentando esa imagen totalitarista e imperiosa que hace las delicias de la prensa de derechas.
Su revolución necesita hombres serios e inteligentes, lo demás sobra, sr. Chávez.
Aplaudo la actuación del presidente del gobierno y comprendo el mosqueo del Borbón; como representantes de los españoles no podían hacer menos ante semejante falta de respeto.
La mejor forma de atacar al Principe de las Azores es relegarle al olvido, no hacerle cabecera de la actualidad política internacional. Y sobre todo no admito ese trato despótico al presidente de mi país....
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