El germen del fascismo
Tiempos de radicalismo impenitente, estos que vivimos. Radicals to left, radicals to the right, let´s go.
Imágenes de reyes foráneos convertidas en cenizas; patrias rojigualdas, más rojis y más gualdas que nunca. Independentistas cerriles, ruido mediatico, simpleza de criterio, desconocimiento de la historia y rencor secular; un marco perfecto para vivir en armonía. Me encanta.
Y tú en medio, como el jueves.
Tú, ciudadano progresista, que tuviste la suerte o desgracia de nacer en la vieja Castilla comunera ¿quién eres?
Te dices español, pero no te identificas con los simbolos secuestrados. Te dices republicano, pero no sientes aversión por la persona de Juan Carlos. Te encuentras a gusto en Lérida, en Donosti, en Lugo o en Vallecas, y perpetras el impúdico acto de no hacer exaltación de tu orgullo endémico ante público de otros lares. Ya te vale, mal español.
¿De quién eres tú que te niegas a ser de nadie? ¿Hacia dónde vas, si no sabes de donde vienes?
¿O sí que lo sabes?
Sabes que perteneces a un conjunto. Sabes que ese conjunto, un día decidió ponerse de acuerdo y establecer unas reglas de juego, basadas en el respeto a la diferencia. Sabes que esas diferencias no son fruto de los desvarios segregacionistas de algun iluminado gafotas, de frente amplia y bigote espeso, sino de una idiosincrasia tan arraigada en los pueblos de la peninsula que se pierde en el tiempo; una predisposición natural a la variedad que solo pudo ser domada a base de cruz y espada.
Sabes que en Cataluña, Castilla, Euskadi, Galicia, Valencia, Andalucía… existe un montón de mujeres y hombres que, como tú, se levantan todos los días a las seis de la mañána, y se ganan la vida con su trabajo, con su esfuerzo; y con su esfuerzo superan los miles de problemas cotidianos que la rutina pone en su camino; gente que ama y sufre, ríe y llora con acento diferente pero por motivos similares.
Sabes que la historia de los países la hace siempre el pueblo, los ciudadanos; y como ante todo te sientes ciudadano, no renuncias a esa historia, aunque solo sea para tener algun sitio donde volver la cabeza cuando el futuro se presenta incierto.
Sabes que esas diferencias, esas “singularidades culturales e historicas”, inapelables, inamovibles, que los distintos nacionalismos tanto se empeñan en evidenciar, solo sirven a los intereses de aquellos que no reconocen más patria que el poder; los que ocultan su falta de moral, ejerciendo siempre su juicio inapelable sobre la moral de los demas, martillo de rojos, herejes y maricones; son los que evaden impuestos; son los que quieren privatizar el estado; son los que no han conseguido calmar su odio; son los que quieren combatir al enemigo con sus armas, y en su simpleza se acaban convirtiendo en el enemigo mismo; son los desheredados que en su miseria se agarran a la falacia del nacionalismo para sentirse parte de algo más grande, algo que dé, por fin, sentido a su vida vacía.
Sí, realmente creo que sabes más de lo que dices.
Eres español por que así te define el texto por el que te conduces, que no fue escrito por inspiración divina sino por consenso ciudadano. Eres castellano porque te sientes orgulloso de pertenecer a la casta de padillas, bravos y maldonados. Eres madrileño porque tus raices se hunden profundas en la ciudad que una vez se erigió como tumba del fascismo.
Y no necesitas letra para tu himno. Llevar hasta la exaltación el simbolismo que representa la bandera de un país solo es imprescindible para los que necesitan reafirmar su identidad nacional continuamente, seguramente para paliar su más que evidente escasez de identidad personal.
Eres español que no españolero, catalán sin barretina, gallego sin mar y vasco de adn impuro. Eres el sepulturero de esa España de charanga y pandereta, cuyo advenimiento preconizó Machado. Eres, por fin, un ciudadano y no un subdito. Por eso el germen del fascismo no puede crecer en ti. No debe crecer en ti.
Imágenes de reyes foráneos convertidas en cenizas; patrias rojigualdas, más rojis y más gualdas que nunca. Independentistas cerriles, ruido mediatico, simpleza de criterio, desconocimiento de la historia y rencor secular; un marco perfecto para vivir en armonía. Me encanta.
Y tú en medio, como el jueves.
Tú, ciudadano progresista, que tuviste la suerte o desgracia de nacer en la vieja Castilla comunera ¿quién eres?
Te dices español, pero no te identificas con los simbolos secuestrados. Te dices republicano, pero no sientes aversión por la persona de Juan Carlos. Te encuentras a gusto en Lérida, en Donosti, en Lugo o en Vallecas, y perpetras el impúdico acto de no hacer exaltación de tu orgullo endémico ante público de otros lares. Ya te vale, mal español.
¿De quién eres tú que te niegas a ser de nadie? ¿Hacia dónde vas, si no sabes de donde vienes?
¿O sí que lo sabes?
Sabes que perteneces a un conjunto. Sabes que ese conjunto, un día decidió ponerse de acuerdo y establecer unas reglas de juego, basadas en el respeto a la diferencia. Sabes que esas diferencias no son fruto de los desvarios segregacionistas de algun iluminado gafotas, de frente amplia y bigote espeso, sino de una idiosincrasia tan arraigada en los pueblos de la peninsula que se pierde en el tiempo; una predisposición natural a la variedad que solo pudo ser domada a base de cruz y espada.
Sabes que en Cataluña, Castilla, Euskadi, Galicia, Valencia, Andalucía… existe un montón de mujeres y hombres que, como tú, se levantan todos los días a las seis de la mañána, y se ganan la vida con su trabajo, con su esfuerzo; y con su esfuerzo superan los miles de problemas cotidianos que la rutina pone en su camino; gente que ama y sufre, ríe y llora con acento diferente pero por motivos similares.
Sabes que la historia de los países la hace siempre el pueblo, los ciudadanos; y como ante todo te sientes ciudadano, no renuncias a esa historia, aunque solo sea para tener algun sitio donde volver la cabeza cuando el futuro se presenta incierto.
Sabes que esas diferencias, esas “singularidades culturales e historicas”, inapelables, inamovibles, que los distintos nacionalismos tanto se empeñan en evidenciar, solo sirven a los intereses de aquellos que no reconocen más patria que el poder; los que ocultan su falta de moral, ejerciendo siempre su juicio inapelable sobre la moral de los demas, martillo de rojos, herejes y maricones; son los que evaden impuestos; son los que quieren privatizar el estado; son los que no han conseguido calmar su odio; son los que quieren combatir al enemigo con sus armas, y en su simpleza se acaban convirtiendo en el enemigo mismo; son los desheredados que en su miseria se agarran a la falacia del nacionalismo para sentirse parte de algo más grande, algo que dé, por fin, sentido a su vida vacía.
Sí, realmente creo que sabes más de lo que dices.
Eres español por que así te define el texto por el que te conduces, que no fue escrito por inspiración divina sino por consenso ciudadano. Eres castellano porque te sientes orgulloso de pertenecer a la casta de padillas, bravos y maldonados. Eres madrileño porque tus raices se hunden profundas en la ciudad que una vez se erigió como tumba del fascismo.
Y no necesitas letra para tu himno. Llevar hasta la exaltación el simbolismo que representa la bandera de un país solo es imprescindible para los que necesitan reafirmar su identidad nacional continuamente, seguramente para paliar su más que evidente escasez de identidad personal.
Eres español que no españolero, catalán sin barretina, gallego sin mar y vasco de adn impuro. Eres el sepulturero de esa España de charanga y pandereta, cuyo advenimiento preconizó Machado. Eres, por fin, un ciudadano y no un subdito. Por eso el germen del fascismo no puede crecer en ti. No debe crecer en ti.
1 comentarios:
que razon tienes, me preocupa que el centro de madrid esta plagados de carteles de extrema derecha.
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