Los Vencedores de Negrín


Este libro lo hemos leído los dos contribuyentes del Blog y lo vamos a comentar a dos bandas. Es el testimonio de Edmundo Domínguez Aragonés, Comisario Inspector del Ejército de Centro de la República Española.





Por Raguenó:




“En España, la competencia entre los partidos políticos y
organizaciones sindicales avanzadas, creó un estado de conciencia revolucionaria muy exaltado, necesario e indispensable para hacer la
revolución social; pero,
en los azares y vicisitudes de la lucha, se quebraron quienes utilizaron la
demagogia con el único propósito de no perder su influencia entre las masas
populares y proletarias”


Dentro del conjunto de vicisitudes a las que se tuvieron que enfrentar los distintos gobiernos republicanos, el golpe de estado del coronel Casado, catalizador del principio del fin para miles de mujeres y hombres, es un hecho que la gente de izquierdas de este país no debería obviar.

Edmundo Domínguez, militante socialista y miembro destacado de UGT, nos
muestra un retrato pormenorizado, con una mirada subjetiva, propia de la
decepción, la impotencia y el reproche, aunque no por ello carente de
globalidad.


La pregunta que puede servir de hilo conductor se plantea en los siguientes
términos ¿Qué puede llevar a un ejército de 700.000 hombres a la desmoralización y el abandono de los puestos frente al enemigo, en apenas unos días?



Por las descripciones que ofrece el autor, el gobierno, a pesar de los reveses provocados por el enorme desequilibrio existente entre ambos bandos y sus propias luchas internas, mantenía una fuerza considerable, que no consistía ya en las primitivas milicias sino en un ejército regular, con recursos, no abundantes pero suficientes, para seguir plantando cara a las
tropas fascistas.

Un ejército fogueado con una disciplina y una moral alta, por la labor, entre otros, de los comisarios.

Domínguez afirma que la desmoralización no vino desde primera línea, sino que
atacó a los estamentos más altos del ejército.

En algunos militares pudo más el miedo y el cansancio que los ataques febriles de coherencia y honor que les habían conducido hasta allí. Y se erigieron como garantes de la paz y de una rendición honorable, basada en la reconciliación y el respeto a los derrotados… o al menos eso fue lo que dijeron. Pero antes debían socavar la base de la resistencia, representada en su máximo exponente por el presidente del gobierno, Juan Negrín, socialista, pero que marca una línea común con los comunistas, partido que se ha
comprometido en la idea de resistencia antifascista.

No pueden hacerlo solos. La política claramente favorecedora de Negrín hacia
los comunistas, crea envidias y roces con otros sectores del Frente Popular;
los anarquistas, que sienten peligrar su influencia entre las masas,
reivindican mayor grado de participación. Casado, focalizando todos los males
en la persona de Negrín, se los lleva al huerto. También afloran las
rencillas partidistas entre miembros del propio partido del gobierno, el PSOE
y la UGT, con la adhesión de algunos partidos republicanos burgueses. El
resultado es un golpe de estado y la creación de un Consejo que procede a
eliminar cualquier elemento que pueda entorpecer una negociación de paz, y
eso incluye al gobierno y a su presidente.

Uno de los datos más reveladores es la influencia que la embajada de
Inglaterra tuvo en el proceso de rendición; según el autor, funcionarios de
la embajada británica en Madrid actuaron como intermediarios entre los
golpistas y el alto mando fascista. Domínguez muestra sus sospechas de
connivencia con el enemigo por parte de Casado, y denuncia la detención de
comunistas y progubernamentales como un regalo de buena voluntad hacia
Franco. Cualquier cosa por la paz.

Pero Franco no quería la paz; Franco quería la victoria. Y el pueblo español
pagó por su ingenuidad.

Personalmente creo que la idea de la resistencia tenía una lógica basada en
la inminencia de la II Guerra Mundial; un conflicto que embarcaría por fin a
los países que, desde la barrera de la No Intervención, observaban el devenir
de una democracia por la que habían demostrado poco interés, por no decir
aversión.

Ahora bien, desde un punto de vista moral ¿Tuvo legitimidad la acción de los
golpistas, entre los que destaco a los líderes obreros, en aras de la tan
ansiada “paz” ¿Debería el pueblo español seguir sacrificándose en un empeño
tan incierto?

A la primera pregunta digo: ¡NO!. Un no rotundo. A la segunda:…no lo sé. Es
una pregunta que me niego a contestar pues creo que la respuesta solo está en
boca de quienes soportaron aquella tragedia. Pero lo cierto es que gracias a
estos señores, ese sacrificio perdió todo sentido.

En cualquier caso, recomiendo este libro a todo el que quiera conocer más
sobre el tema. Es una obra bien estructurada, emotiva y de una lectura agradable.
Y sobre todo, revela una intención didáctica propia de un hombre derrotado
pero no vencido; un recordatorio que saca a la palestra las diferencias,
políticas y personales, que sirven para debilitar a las fuerzas progresistas
y democráticas frente a las filas prietas de la derecha.




Por Robert:





Hace cuatro años que leí este libro y no lo pude disfrutar como se
merecía, porque en él se nombraban personajes de los que nunca había
escuchado nada, pero aun así me gustó, ahora con una segunda lectura, le he
podido sacar muchos más matices. Edmundo Domínguez Aragonés cuenta, en una estructura de diario, los últimos meses de la República Española, el golpe de
Segismundo Casado y su peripecia personal para poder salir de España al
exilio.





Yo por lo general suelo recomendar libros para que la gente los lea y pueda sacar sus propias conclusiones, pero la dificultad de encontrar este en librerías –aunque tengo la seguridad que para cuando leas este artículo, “Los Vencedores de Negrín” se podrá bajar del emule - , y el formato en el que mi compañero Raguenó y yo lo vamos a tratar, es posible que me tenga que extralimitar en mi costumbre, pero esto va a ser, más que para defender , para recuperar del olvido las actitudes y las decisiones de las personas que defendieron la República y que les tocó vivir los momentos más espectaculares, más interesantes y más amargos de la historia de España.

Para eso voy a hacer una breve reseña de la persona de Negrín, puesto que en la Wiki contiene una biografía Piomoista. Aunque hay muchos más protagonistas como Julián Besteiro, Wenceslao Carrillo (padre de Santiago C.),Largo Caballero, Indalecio Prieto, General Miaja, General Barceló, Cipriano Mera, Manuel Azaña , por no hablar de los comunistas como Pasionaria, Lister...

Juan Negrín, fue el último presidente del gobierno de la República de España,
Doctor en fisiología y medicina, conocedor de varios idiomas (alemán, francés
e inglés) , fue el maestro de entre otros, Severo Ochoa. Su actitud decidida
de resistencia a toda costa no fue comprendida por muchos compañeros del
Partido Socialista, al que le acusaron de plegarse a los comunistas, una acusación contradictoria con la tradición de la que provenía, Negrín procedía del ala más moderada del partido socialista, la de Indalecio Prieto . Pero no cabe duda que la República, con la llegada de Negrín y con la ayuda de los comunistas , mejoró en organización, y lo que es más importante desde el punto moral, tenía un plan estratégico; “Los trece puntos de Negrín”.


A Negrín se le reprocha el haberse apoyado en los comunistas para continuar la guerra, pero no le quedó más remedio. Las democracias
occidentales, con Inglaterra a la cabeza, y su comité de no intervención, que no dejaba comprar armas a la república, pero si permitían que Italia y sobre todo Alemania dejaran a Franco, aviones, armas y soldados, sin pagar ni un duro, de hecho, es conocida la anécdota de que Franco terminó de pagar la
ayuda Italiana en los años 60, mientras a la república, la ayuda que recibía de México y de Rusia era al contado y por adelantado. En el contexto internacional España no fue más que un conejillo de indias para las naciones
fascistas y una nación sacrificable, para las democracias occidentales, en pro de una paz mundial que era utópica.


Pero estas condiciones iniciales no eran controlables para la gente que, con todas sus fuerzas luchó para que la democrácia perviviera en España, una doble lucha en realidad, porque aparte de combatir contra la dictadura fascista que se avecinaba, también tuvo que hacer frente a conatos revolucionarios anarquistas (p.e sucesos de Barcelona en 1937) y nacionalistas (p.e. El lendakari Aguirre no dió su apoyo a la república hasta no conseguir el estatuto Vasco), que no hicieron más que agravar la situación.


En este contexto, Edmundo Domínguez Aragonés, que fue Vicepresidende de la UGT y Comisario Inspector del Ejercito del Centro de la República Española, describe su experiencia personal de los últimos meses de la república, de una manera sincera. Para él, las causas de la derrota que se podían controlar desde la parte republicana eran; divisiones internas del frente popular, desmoralización de la población, el anticomunismo de muchos compañeros socialistas, el papel revanchista de los anarquistas en el golpe de Casado, mezquindades y desconfianzas que eran evitables para Edmundo Domínguez . Que además estaba de acuerdo, con las tésis comunistas de evacuar soldados y armas de la zona centro apunto de caer, hacia levante para resistir el tiempo necesario para enlazar con la guerra mundial que se avecinaba. Estas consideraciones, para mi no eran viables, porque después de 31 meses de guerra civil, las adversidades eran demasiado grandes para cualquier democracia, y menos con tanta pluralidad y polarización, como la de la República Española.


Al final del relato, Domínguez hace públicas tres cartas que escribió en diferentes fechas de su exilio, donde recoge su desilusión por las actitudes que tuvieron los dirigentes de su partido, el PSOE.




Cuando leo partes cruciales de la República, me viene a la cabeza esta frase de Tusell


“…En suma, bien puede decirse que la sociedad española, a la altura de 1930, era lo suficientemente moderna como para tener una democracia pero no lo bastante como para que fuera estable.”

Javier Tusell - Historia de España en el siglo XX Vol.2


Que quizás sea la reducción de la historia de la II República más acertada, una historia que contiene millones de historias apasionantes, pero que sin duda, merecían la pena intentar,conseguir,defender y en definitiva ... vivir.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Otro buen libro de Negrin es de Miralles, que es catedrático de historia (no confundir con el manipulador de El Mundo)un personaje sin duda interesante como muestra vuestro post.

Robert dijo...

Gracias por el comentario y por la recomendación. Intentaré encontrar el libro de Miralles y lo comentaremos.

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