Dos visiones sobre La Ley "Sinde"
Muy interesante y apasionado es el debate sobre la propiedad intelectual y su manera de legislarla. Parece que la versión final de La Ley Sinde ha sido perfecta para no contentar a nadie. Eduard R. Baches (@Eduardlleida) y yo mantenemos aquí dos posiciones totalmente diferentes sobre esta Ley, pero que creo muy interesantes. Espero que lo veáis así. Muchas gracias, Eduard, por tu columna en este #postapachas.
Por Eduard: Ayer vivimos como, gracias a las negociaciones políticas en el Senado, se volvía a introducir la tristemente famosa “Ley Sinde” en la Ley de Economía Sostenible. En este nuevo episodio, la ley llegaba pactada con el Partido Popular y con Convergència i Unió. Con toda seguridad, muchos me diréis que el paro, el terrorismo - o lo que queda de él-, la crisis, la prolongación de la edad de jubilación o hasta la sucesión de ZP, son temas mucho más importantes que un debate sobre “pelisyonkis”. Y os daré la razón si ese es vuestro enfoque en el tema, pero, la revolución de tantos internautas contra la ley, no se debe por una defensa de esa web, o muchas otras, sino que va mucho más allá. Ni se debe a que no sean conscientes de que miles de personas van a perder su empleo (sic), o que los creadores necesiten sentir que nadie se aprovecha de su obra. Hace falta dejar muy claro las causas y razones del porqué tantos internautas y gente de la sociedad civil, se han revelado contra la iniciativa de la Ministra Sinde. Allí vamos: 1- El cambio de modelo económico: Internet lo ha cambiado todo, y nada volverá a ser como antes. Vivimos aún en una sociedad estructurada como cualquier otra sociedad industrial del siglo XX. Sin embargo, como bien afirma Tapscott y Williams en el recomendable libro “Wikinomics”, las nuevas tecnologías abren el camino a una nueva forma de entender, trabajar e interrelacionarse con el mundo que nos rodea. Y eso afectará a todo: política, sociedad, economía, cultura y un largo etc. Incluso la forma de protestar, con Twitter como gran plataforma de información, reivindicación y lucha. 2- El funesto papel de la mal llamada industria cultural y su discurso obsoleto: Como bien decían en la canción “Cuando fuimos piratas”: -”para qué quiero un CD si no cabe en mi MP3”. Una industria que no quiere aceptar que el mundo ha cambiado, y tampoco se quiere adaptar a él, prefiere luchar que cambiar el modelo de negocio. Incluyendo cosas tan vergonzantes como el canon digital, que aunque un tribunal europeo lo consideró ilegal, sigue estando en la agenda del PSOE 3- La injerencia extranjera. Wikileaks desveló como los EUA han estado detrás de la aprobación de la “Ley Biden-Sinde”, dejando claro quien manda realmente en este país en temas culturales. 4- Una ley que rompe con la separación de poderes. Por mucho que el PP y CiU se vanaglorien de la introducción de un nuevo juez en la “nueva” Ley, para poder darle su voto a favor, no deja de ser una ley aberrante. El papel de la justicia en la ley es puramente de mera comparsa, sin poder entrar en lo fundamental. Y lo más preocupante, con la posibilidad de cerrar otras webs que no tengan nada que ver con las descargas. 5- Poner puertas al campo. Ya pasó con Napster, Kazaa, Emule, Torrent y ahora con Jdownloader, al final, siempre va a aparecer un nuevo sistema que pase por encima de la ley. ¿Cuándo ha empezado a bajar el nivel de descargas musicales? Cuando aparecieron iTunes y Spotify. Estaría bien que la industria tomara nota de una vez. 6- Crisis del modelo político. Una ministra nada neutral. El pago de favores políticos. Intento de engañar a la ciudadanía aprobando una ley dentro de otra ley. Y es que si leemos las declaraciones de Rubalcaba en 2002 defendiendo el papel de los jueces, y se le ve ahora a favor de una ley que rompe con la separación de poderes, nos deja claro que, como decíamos en el punto 1, todo ha cambiado, y quizás el debate empieza a ser si realmente necesitamos una democracia representativa, donde la casta política actúa según sus intereses, o bien, deberíamos empezar a caminar en dirección a una democracia participativa y/o electrónica, la cual, gracias a las nuevas tecnologías, es ahora más posible que nunca. | Por Robert: Primero voy a definir mi punto de vista respecto a la propiedad intelectual, y por lo tanto, cual es a mi juicio, los objetivos que tendría que cumplir una Ley si yo tuviera el poder para legislar, cosa por cierto, harto improbable. Para mí, que el dinero sea un obstáculo para que una persona pueda acceder a la cultura es incongruente ideológicamente, puesto que pienso que “Todo lo que no es tradición, es plagio” (Eugenio D’ors). También he de decir que creo en la democracia; en el derecho como herramienta para cuidar de nuestras libertades; en el reconocimiento intelectual al autor y que la gente tendría que poder vivir haciendo lo que más le “gusta”, y si lo que le gusta es “crear”, que una sociedad sostenga de alguna manera a sus creadores, no es más que un síntoma de grandeza para esa sociedad. Algo parecido a lo anterior, podría decir de las patentes, sobre todo las farmaceúticas, y de cualquier restricción que impida la propagación de la cultura y el progreso. Después de decir esto, dejo claro que la Disposición Final Segunda de la Ley de Economía Sostenible (“Ley Sinde”) no aborda mis objetivos ideológicos nada más que en uno, que es una ley democráticamente aprobada; pero sucede también que no puedo estar más en desacuerdo con el movimiento que se ha generado contra la “Ley Sinde” por varias razones: 1.-Quiebra la soberanía del pueblo: Es un movimiento popular sin masas en la calle, que va en contra de lo que dicta un amplio consenso parlamentario (PSOE, PP e CIU) y que no mueve a casi nadie de su silla, más allá del esfuerzo de hacer con el dedo un “clic” en una encuesta electrónica. 2.-Finalidad poco Clara. En la mayoría de las manifestaciones de los miembros de este movimiento, no se defiende la propagación de la Cultura Libre (ojo, no todos), sino más bien el “gratis total”, y muchas veces lo hacen con una forma muy poco respetuosa. 3.- No tiene unos claros interlocutores que puedan representar a las personas e intereses de lo que defienden. Cuando la ministra se reunió con un grupo “representativo” de bloggeros, el espectáculo fue lamentable pues parecía una competición para ver quién ganaba más “followers”, “tuiteando” los detalles más o menos graciosos de la reunión. 4.- No se propone un alternativa. Al igual que siento simpatía por los mineros de Reinosa, o por los indios del Amazonas o cualquier movimiento de personas, que de la noche a la mañana se queda sin medios de subsistencia por los “nuevos tiempos”, creo que hay que proponer a los perjudicados planes de reconversión de su industria. 5.- Falta de decencia (que no de legalidad). Una cosa es que yo crea que el dinero no deba ser impedimento para la propagación de la Cultura y otra cosa es que defienda, a costa del trabajo de autores y compañías que cumplen con la ley, el “negocio” que hacen: las “webs informadoras” de enlaces de descarga como seriesyonkis, etc.; compañías telefónicas, anunciándose como más efectivas en las descargas; las empresas que ofrecen “vídeo on-line” sin atender a la propiedad intelectual (megaupload), etc., por muy inevitable que sea por la tecnología actual o debido a los precios, muchas veces sin justificación, que tienen los productos culturales. Simplemente, no me parece moral. -A modo de resumen y de recomendación- El movimiento que promueve la Cultura Libre, tendría que resolver los siguientes problemas; hacer visibles sus masas en la calle, tener representantes legítimos, proponer soluciones para reconvertir la industria, defender que con la cultura no haga negocio nadie, y así como otros movimientos sociales que han tenido éxito, como los propios intelectuales o el movimiento LGTB, integrarse en sectores de presión dentro de los partidos políticos. Así se obrará el “milagro” de que algún día la Cultura sea realmente Libre. |
1 comentarios:
La ley ha conseguido lo que en realidad se persigue: domesticar Internet, amenazar, intimidar, dejar el campo libre a las grandes empresas de la industria cultural. En la práctica todo el qe no pueda sostener un proceso, pagar abogados, afrontar largos litigios, está "frito" en cuanto moleste a una de esas grandes empresas. Internet les supone una competencia libre que les está haciendo perder terreno y eso es lo que realmente les molesta. Nos remitimos a "El País" de este sábado y este domingo. Daban a entender en varios artículos que Internet era incluso un elemento que podía generar problemas de salud mental. Articulistas como Elvira Lindo sostenían sin verguenza alguna en otros números que esto de Internet era cosa de aficionados, de gente que no sabía hacer otra cosa y sólo valía para criticar a los que sí hacían algo -entiéndase para grandes empresas como PRISA- aunque lo hicieran mal...
Sacad más conclusiones en "¿De qué se queja el señor José María Guelbenzu?" artículo online en el número de diciembre de 2010 de "La Bitácora de Pedro Morgan".
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