El Momento de España - José Franchy y Roca
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José Franchy y Roca (24 de abril de 1871, Las Palmas de Gran Canaria, España - 8 de noviembre de 1944, Ciudad de México, México) fue un político español, destacado líder del republicanismo federal tanto en su Canarias natal como en toda España. Abogado y periodista de profesión, Franchy y Roca fundó, en 1902, la rama del Partido Republicano Federal en Canarias y la Federación Obrera Canaria. En sus orígenes políticos, fue un firme defensor de los derechos de la clase obrera, que organizó los gremios para la reivindicación laboral, principalmente el de trabajadores portuarios, quienes promovieron en 1910 la primera huelga acaecida en el Puerto de La Luz. Iniciada la Guerra Civil, Franchy y Roca se exilió a México donde falleció en 1944. Sus restos mortales fueron trasladados en 1976 a su ciudad natal de Las Palmas de Gran Canaria, donde se dio su nombre a una de sus calles en su memoria. Fuente:Wikipedia |
JOSÉ FRANCHY ROCA He aquí una síntesis de las declaraciones que he obtenido del Sr. Franchy Roca, jefe de la minoría republicana federal de la Cámara. El lector advertirá en sus manifestaciones, que transcribo a continuación, una indudable buena fe, un gran sentido de la realidad y un evidente deseo de cooperación en el afán consolidador... ---,Hay una gran dificultad en este instante en que hablo—dice d Sr. Franchy Roca—para calcular cómo se va a salir de este momento. Aunque quisiéramos eludirla, de la situación actual habría qué partir para formar la opinión de conjunto que usted me pide, y lo cierto es que ahora hay creada una lucha de carácter especialmente político sobre la continuación o no continuación de este Gobierno en el Poder. Yo creo que este Gobierno no puede mantenerse tal como está constituído. De una parte tiene en con- tra suya la heterogeneidad de sus elementos componentes y, de otra, el desgaste inevitable de los hombres en el Poder. Sufre las consecuencias de ese desgaste, ya en estado agudo, después de una lucha bastante enconada con motivo de los sucesos de Casas Viejas y de su discusión parlamentaria, que ie quebrantó, indudablemente, aunque nadie haya querido deducir de ella consecuencias desagradables pala las personas que están al frente del Gabinete. Hace fals ta, a mi juicio, una rectificación que impondría la retirada de los socialistas del Poder. —Yo, por mi parte, no soy enemigo irreconciliable de los socialistas. En punto a su programa y a sus aspiraciones coincido con ellos en gran parte. Aho- ra bien, esta coincidencia no puede llevarme hasta el extremo de una identificación, porque hay, ideológicamente, una diferencia esencial entre el socialismo, principalmente marxista, y los partidos históricos democráticos. Pero hay que continuar y acentuar esa política en un sentido no partidista, sino simplemente social; eso es absolutamente indudable para mí. —Creo, por tanto, que lo conveniente ahora sería la formación de un Gobierno republicano con un matiz de izquierda, empleando esta palabra (aunque no me satisfagan mucho las denominaciones de iz- quierda y derecha, porque estos son términos relati- VOS 5ieTnnte y muy propensos a confusiones) en un sentido de avance y proeiresivo, mucho más nue ele retroceso y morleracién. Me parece eme flov no sería mi-Mente 11,1 inclinación marcada hacia las doctrinas conservadoras. Al der. pues. eme creo conveniente bov la formaci6n de un Gobierno •esencialmente sennblinano no es Poroue pretenda ni retroceder en los avances sociales. eme son un Iseclso y eme vienen va epISAI.,_ dos nos- la nsonia Cnnst;tución. ni prescindir elmi nn- tural y legítimo influio aue el partido soeialista de e.ierces en el desenvolvimiento de la legislación de la República. Los socialistas deben ser colaborseloses, pero no no erigirse en fneesa esnclusiva o predominantemente directora de la Renública. —é Cómo entiende. pues, cine debería constituirse el nuevo Gobierno de concentración repnblieana? ¿Con estas Cortes? ¿Con el decreto de disolución?... —Creo que al tratar de constituir un Gobierno de concentración ele partidos republicanos de tendencia izquierdista se debe intentar un máximo esfuerzo para que continúe la labor de estas Cortes. Es decir, que no soy partidario de la disolución inmediata del Parlamento. Debe procurarse que prosiga la tarea legislativa dentro de él no solamente para aprobar las leyes que todavía son complementarias de la Cons- titución, sino también aquellas otras que, sin tener precisamente ese carácter, son de necesidad urgente, como la ley de Orden público, la de Reforma electoral, las nuevas leyes Municipal y Provincial, y todas, en fin, las que sean de desenvolvimiento de las ya aprobadas, como las que se derivan de la Reforma Agraria. —¿Pero esa opinión de usted es también la de los demás representantes de los partidos republicanos que combaten al Gobierno Azaña? —Es posible que en este momento de pasiones enconadas haya dentro de esos partidos otras opiniones divergentes de la mía, pero a mi me parece tan fundamental ésta que sostengo, que creo posible, pasado este instante, la avenencia de los republicanos sobre este punto. —Lo que ya no puede asegurarse—arguyo--es si los republicanos contarán, llegado ese momento, con el concurso de los socialistas para realizar esa labor parlamentaria. —En efecto—replica el Sr. Franchy Roca—, no me atrevo a interpretar la opinión de los socialistas, pero me parece que también deberían apreciar las ventajas que para todos tendría, llegado ese caso de constituirse un Gobierno de concentración republica - na, el mantenerse en una actitud benévola, es decir, de colaboraci6n parlamentaria, que contribuida a asegurar la orientación que hemos indicado. —Pero el Sr. Azaña sí que sería un obstáculo para la formación de este Gobierno. —No debería serlo, por lo menos, porque las ga iantías de viabilidad habrían de darlas todos los partido:, y, por tanto, el de Acción Republicana. —Cierto. Otra dificultad pueden ofrecerla también las ambiciones personales, pero es necesario prescindir siempre de las conveniencias de cada uno y posponerlas al interés general. Como el Sr. Franchy Roca es un convencido de la viabilidad de esta solución armónica, yo, un poco ganado por su optimismo, le interrogo acerca de la orientación económica del nuevo Gobierno de concentración republicana, y el jefe de la minoría federal, a quien el rumor público ha señalado como futuro presidente de ese hipotético Gobierno, me contesta: ----Llegado el momento de ese Gobierno de concentración que apure la vida de estas Cortes se impondría allá para octubre la discusión de los Presupuestos, además de las leyes que hemos enumerado y que no hubieran podido aprobarse antes. Es indudable que entonces, ateniéndose a las existencias impuestas por las circunstancias, en punto a la instrucción pública el nuevo presupuesto habría de formularse con los aumentos a que diera lugar la creación de las nuevas escuelas para substituir a la enseñanza privada ; pero reconozco que las economías son indispensables en otros órdenes, y podrían conseguirse en algunos capítulos para acomodar los presupuestos a las verdaderas posibilidades o recursos de la nación... ¿Quién sabe?....piensa el reportero al despedirse del Sr. Franchy Roca. ¿Por qué no? Después de todo, en la sencillez de estas aspiraciones pudiera consistir el secreto de una solución que quizá sería muy difícil buscar por otro lado. |
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